Mercado laboral en España: Características, evolución
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El estado del mercado laboral en España es algo de obligado estudio para todo aquel que busque emigrar al país europeo. Examinemos aquí brevemente sus características, exigencias y dificultades actuales.
Índice
El mercado laboral en España, precariedad histórica
La evolución del mercado laboral en España es una historia de extrema volatilidad. La nación hispana ha acumulado décadas en las cuales se crece desmesuradamente en cuanto a empleo en momentos de desahogo financiero (como en los últimos cinco años desde 2015) o cae en el abismo en momentos de crisis mundial (de 2007 a 2014). No parece existir un término medio en políticas públicas para mantener las cosas en un estado de mínima predictibilidad y sustentabilidad.
Esto se manifiesta en un índice de desempleo tradicionalmente elevado, cercano al 18% desde la década de los 80 del siglo pasado. Si bien el tamaño del mercado laboral logró doblarse en treinta y cinco años, el alza no fue suficiente como para poner a España al nivel de sus socios europeos. Para más inri, la estructura laboral no es particularmente productiva por la formación débil de los trabajadores, la baja perdurabilidad de los trabajos y la poca inversión en campos prometedores a futuro.
El futuro tecnológico es precisamente algo que no ha podido ser asumido con la mejor estrategia por el sistema español. De alguna manera, todo el mercado laboral sigue anquilosado en estructuras tradicionales del siglo XX, en lugar de preocuparse en capacitar a los trabajadores para el ciclo de aprendizaje continuo, compenetración con las máquinas y organizaciones de formato horizontal. Características que ayuden a resistir el embate de esta nueva revolución industrial.
Estas características del mercado laboral en España hacen que cada desbalance económico culmine en el despido del trabajador temporal, usualmente joven, siempre al filo del cuchillo y próximo al inestable freelance. Se trata del ajuste estándar español, que deja damnificadas a miles de individuos y familias en cada vaivén, a veces por un par de años.
Esto incrementa, como se ha dicho, la falta de productividad en el sistema, que a su vez precariza aún más el empleo, en un círculo vicioso para el cual no hay soluciones simples.
Cuando existen graves bajas laborales en un país, usualmente la responsabilidad de mantener a los ciudadanos productivos a flote recae en políticas públicas de empleo a través de oficinas estatales, en cuanto a diagnósticos de la capacidad personal, subsidios y búsquedas de colocaciones.
Pero también en este apartado España muestra debilidades. Las oficinas españolas han sido responsables de un bajísimo porcentaje del empleo total de sus ciudadanos en paro, cerca de un tres por ciento.
En su Twitter oficial, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) aporta información actualizada sobre el estado de su sistema, prestaciones y subsidios. Quizá es una muestra de la precariedad actual de su estructura el hecho de que su página oficial haya sufrido recientemente un fuerte ciberataque. Siga el link de su red social para más información.
Covid-19, la guinda de una crisis
A partir del funesto año 2020, España ha recibido directamente sobre su mercado laboral la oleada de la crisis del coronavirus, pasando por encima de las grietas ya creadas y nunca resueltas de la recesión económica de 2007. El resultado ha sido una de las economías más golpeadas por la súbita paralización del trabajo presencial, común en un sistema aún poco adaptado a las mecánicas del siglo XXI.
La cantidad de desempleados alcanzó la dura cifra de casi cuatro millones. Y el pronóstico para sanar la economía del país europeo es bastante incierto, con análisis que proyectan dos años para conseguir alguna estabilidad razonable y cinco o seis para lograr un estado parecido al de antes de la recesión de la primera década del siglo actual.
Por supuesto, el sector que genera más preocupación es el sector del turismo, principal área de ingreso de España por el atractivo de sus paisajes, museos y cascos históricos. Una fuerte caída del doce por ciento ha puesto este campo contra las cuerdas, tras décadas de aportar al menos el veinte por ciento del PIB del país hispano. El sector espera con ansiedad la nueva realidad desatada por las primeras vacunas contra el virus para evaluar su pleno regreso.
El sector de servicios también se ha visto particularmente herido por el riesgo sanitario, junto a sus empleados usuales, jóvenes de cerca de treinta años o menos, con baja preparación académica y afectados continuamente desde el principio por los contratos temporales usuales en España.
En el siguiente reportaje en vídeo puede observarse la gravedad del impacto de la crisis pandémica sobre el área productiva española.
La perspectiva del trabajador extranjero
Como cualquier puede imaginarse, el trabajador extranjero ha recibido un fuerte embate durante todo este proceso de parálisis y deudas institucionales nunca cumplidas. En muchos casos, el joven extranjero ha hecho todos sus trámites para aprovechar un trabajo por cuenta ajena con oferta laboral firme, ha viajado hasta España y se ha encontrado con todo en el suelo. O bien ha preparado su papeleo como trabajador por cuenta propia y ha visto al llegar su emprendimiento hacerse inviable.
Si te interesa el tema de los trámites burocráticos en la nación española, te invitamos a leer este otro artículo de nuestra web dedicado a explicar qué es el IDUFIR en España. ¡Sigue el link!
Sin embargo, un curioso lado agridulce para el extranjero es la cantidad de empleos de mensajería y delivery, rechazados por los ciudadanos españoles por el riesgo de contagio, que han podido asumir, generando redes de trabajo antes poco realizables. El extranjero reemplaza con peligro a la mano obrera española para cubrir espacios indispensables de la vida en cuarentena.
En todo caso, tanto ciudadanos españoles como inmigrantes esperan reformas profundas en el sistema de mercado laboral español. Una mejor flexibilidad interna enfocada en negociaciones colectivas, disminuir la precariedad apostando por el equilibrio entre contratos temporales y otros más duraderos, formación tecnológica de buen nivel e inversiones a sectores más productivos serían un inicio para lograr un mercado de mejor eficacia.
Hasta aquí nuestro artículo sobre el mercado laboral en España. Hasta pronto.